EL COLOR DE LA BANDERA DE KOSOVO

20 de febrero de 2008

El pasado domingo asistí tan desanimado como perplejo a las felices celebraciones de ese nuevo estado nacido en el corazón de la Europa central constituido sin voces discordantes y amparado por las grandes potencias de nuestro tiempo. Bueno, alguna voz discordante si que hubo pero sólo de países genocidas no “cualificados”. “Por fin” el vilipendiando pueblo kosovar (¿kosovar?) conseguía la tan ansiada independencia. Esta es la inteligente forma elegida por los panzudos y lamentablemente iletrados burócratas que constituyen la inteligentzia del siglo XXI para conseguir la paz en una zona conflictiva y dañada a partes iguales durante siglos.

Los ancianos con gorrito, Los señores de traje barato que madrugan todas las mañanas, las señoras de cabeza cubierta, los capos de la mafia albanesa, los niños despeinados, los intelectuales de reciente pasado terrorista y sanguinario,… todos celebraban el nacimiento de su nación-estado, enarbolando la bandera estadounidense y otra de color rojo con un águila bicéfala. Los trileros de la mentira, también conocidos como periodistas, ni repararon en tan “insignificante” detalle pero resulta que los mal llamados kosovares no enarbolaban la bandera de la incipiente nación kosovar sino la del país vecino, Albania. De hecho, ¿dónde está la bandera “kosovar”? ¿De qué color es?

Al mismo tiempo las cámaras se fijaban también en un pequeño emplazamiento al norte de Mitrovica donde se agolpa el grueso de los “serbios” que permanecen en Kosovo. Un grupo de personas tan humilde como sus vecinos al otro lado del río pero a diferencia de estos tienen la sensación de estar dejados de la mano de su Dios ortodoxo. Los trileros de la mentira denominan despectivamente “serbios” a esta población ortodoxa descendiente de las familias eslavas que vivían en Kosovo a finales de siglo VI y “kosovares” a los musulmanes albaneses que llegaron al mismo sitio cinco siglos después. Algo así como si en los barrios periféricos de París, donde hay porcentajes altísimos de inmigrantes magrebíes, llamásemos parisinos a este grupo de inmigrantes y franceses al resto de vecinos.

Cuentan las crónicas que la población eslava provenientes de tribus caucásicas se asienta en la zona de los Balcanes a finales del siglo VI llegando hasta lo que hoy se conoce como Grecia y Albania. Entre esas tribus estaban los eslovenos, croatas, serbios y búlgaros que tanto nos suenan hoy. Una de esas tribus eslavas, la serbia, se asentó en lo que hoy conocemos como Kosovo. Hay muchas teorías respecto a como aparecen los albaneses en Europa que van desde que son los descendientes de los pueblos ilirios del adriático hasta los que dicen que provienen de tribus mercenarias reclutadas en el sur de Italia para pelear en los Balcanes. En cualquier caso lo que parece claro es que aparecer aparecen en el siglo XI y que es en este mismo siglo cuando el pueblo albanés llega a un acuerdo tácito con el Zar Serbio para que estos puedan vivir al otro lado del imperio, más o menos en la provincia romana de illyricum, lindando con la frontera del imperio Serbio que incluía Kosovo.

En 1216 la región de Kosovo, en el límite del imperio Bizantino, sigue formando parte del reino de Serbia. De hecho de esa época datan todos los monasterios e iglesias ortodoxas que como azúcar espolvoreada están esparcidos a lo largo y ancho de las actuales fronteras de Kosovo. ¿Cómo puede haber ocho siglos después tantas construcciones cristianas en un “país” que aparentemente es netamente musulmán? Ninguna religión medieval se caracteriza por su permisividad (especialmente en su propio terreno) para otros credos, pero la musulmana es la que peor ha evolucionado en este sentido de todas. Aun así, y a pesar de las atrocidades cometidas recientemente por los “pacíficos” albano-kosovares, todavía quedan muchas de estas construcciones en pie. Algunas paradójicamente defendidas por las tropas españolas cedidas a la ONU y que aparentemente fueron a proteger a los sufridos albano-kosovares. ¿Por qué les toca defender a los presuntos agresores precisamente de los presuntos agredidos?

En 1389, en la frontera del imperio, en Kosovo Polje, en la explanada de los mirlos, el imperio Serbio es derrotado por los turcos en el avance imparable de estos hacia el oeste. Años después el imperio serbio cae definitivamente a manos otomanas y junto al resto de pueblos eslavos es sometido al yugo del Sultán. La efeméride es recordada y celebrada por el pueblo serbio y en el campo de batalla existe a día de hoy (salvo que algún pacífico albano-kosovar quiera hacer de funcionario del “ministerio de la verdad” y lo destroce en cualquier momento) un monumento conmemorativo.

El censo turco de 1455, el primero que se conoce de la zona, presenta una abrumadora mayoría de población cristiana eslava (serbios) en la región de Kosovo a pesar de la labor de conversión al Islam promovida por el sultanado que si tuvo éxito en otras zonas balcánicas como Bosnia (pero eso es otra historia).

Kosovo no dejó de ser sin embargo una zona fronteriza entre imperios (lo que ha sido siempre) y los serbios independentistas o afines al imperio austrohúngaro (que ya incluía Eslovenia y Croacia) se enfrentaron a los turcos donde años antes habían sido derrotados. Lamentablemente los serbios fueron derrotados de nuevo varias veces provocando la consiguiente represión turca y la obligación de abandono de la zona hacia el otro lado de la frontera, fuera de la influencia otomana. De esta manera la población eslava ortodoxa en Kosovo se fue reduciendo poco a poco y su hueco tomado por los pueblos albanos provenientes del sur, de credo islámico y connivencia mucho más sencilla con el régimen del sultán.

Tras la primera guerra balcánica en 1912, de la que supongo que los comensales de la OTAN o de Naciones Unidas no sabrán mucho pero que fue una afrenta entre una liga de pueblos eslavos y Grecia contra el imperio otomano (¿dónde están los albaneses?), Kosovo forma parte del reino yugoslavo. El censo de la época, a pesar de todas las guerras y movimientos migratorios acaecidos en la zona, a pesar de las bajas y vicisitudes de la población serbia, todavía refleja un 60% de población eslava, cristiana y ortodoxa.

Tras la primera guerra mundial, cuando verdaderamente cae el imperio austrohúngaro, se crea el reino de eslovenos, croatas y serbios precedente de lo que luego será Yugoslavia. Por supuesto Kosovo forma parte de este país y sigue siendo de mayoría eslava cristiana-ortodoxa y el grupo demográfico albanés (centrado en el sur de serbia, macedonia y montenegro) no es más que otra de las minorías étnicas existentes en el país como húngaros, rumanos, búlgaros o gitanos.

En la segunda guerra mundial el reino se deshace por la fuerza pero el régimen “títere” ustacha de Croacia y los fascistas italianos apoyan el sueño imperialista de Hitler. Albania es parte del “imperio” italiano y ambos vecinos balcánicos: croatas y albanos emprenden una descarnada caza de brujas contra la población serbia, declarada enemigo a exterminar por los nazis al igual que judíos y gitanos. Cacería que fue especialmente descarnada en el caso de los ustachas de Pavelic, muy al estilo del régimen nazi y auspiciado por este. Todo esto provoca de nuevo un significativo número de bajas serbias y un nuevo revés en las estadísticas de serbios viviendo en la zona la mayoría de los cuales acabaron emigrando o integrando parte de la resistencia contra los nazis bien como parte de los monárquicos Chetniks (que posteriormente se cambiaron de bando en su guerra particular contra los comunistas de Tito) o bien junto a los comunistas partisanos del mariscal Tito.

Tras la victoria aliada la liga comunista encabezada por Tito (croata, a pesar de lo que mucho pseudo-intelectual cree) sale reforzada y crea Yugoslavia como una federación de repúblicas socialistas compuesta por Eslovenia, Croacia, Serbia, Montenegro, Macedonia y Bosnia-Herzegovina. A pesar de los deslices que suelen cometer la alta diplomacia norteamericana, la región de Kosovo nunca fue miembro independiente de tal federación.

Tito nunca quiso potenciar las diferencias ni los enfrentamientos entre vecinos internos, más que por amor fraternal porque sabía que todo pendía de un hilo. Consciente del revuelto étnico de su país, que si bien ya era así desde siglos atrás se había visto potenciado por los movimientos migratorios provocados por la guerra, favoreció medidas equilibrantes dentro del estado para que todos los pueblos se sintiesen representados, respetados y protegidos. No había croatas o serbios sino yugoslavos comunistas y tan es así que dentro de la republica Serbia, por primera vez en la historia, estableció dos regiones autónomas que respetasen las “minorías” allí presentes. Las nuevas autonomías serbias fueron: Vojvodina (para proteger a la población húngara) y Kosovo para hacer lo propio con los albaneses. Los húngaros del norte y los albaneses del sur podían estudiar, leer el periódico o ver la televisión en su propio idioma y no podían ser discriminados por razones de etnia o religión. Eran considerados también yugoslavos.

Yugoslavia se desvinculo rápidamente del protectorado soviético y su posición de “no alienado” le benefició lo suficiente como para ser uno de los países con mejor economía de entre el bloque comunista. Tanto es así que la población albanesa residente en Albania, mucho más deprimida y a años luz en cuanto a calidad de vida durante el periodo socialista se refiere, gracias sobre todo al régimen tiránico allí imperante, veía la región de Kosovo como su particular Shangri-la con lo que la emigración (más ilegal que legal) a la vecina comunista (pero rica) fue masiva y constante durante muchos años.

La fórmula pseudo-socialista funcionó hasta la muerte de tito pero tras su muerte y la caída del muro de Berlín, por resumirlo en pocas palabras dada su complejidad, se produce la desmembración de la federación. Cada una de las repúblicas declara su independencia, por diferentes razones, con mejor o peor suerte y mayor o menor tino, momento en el que aprovecha también la población albana de Kosovo (ahora si, una amplia mayoría) para declarar unilateralmente la suya. Nadie en el mundo apoyaría una decisión tan capciosa e injusta y evidentemente la declaración no es aceptada por el parlamento serbio (ni por nadie) pero Milosevic, en una de sus decisiones menos acertadas de las muchas decisiones desacertadas que tuvo, decide unilateralmente y como castigo retirar la autonomía de Kosovo. Bien es verdad que desde la retirada de Eslovenia y Croacia de la Federación la población eslava de Kosovo venía sufriendo el acoso y hostigamiento por parte de sus “vecinos” albaneses obligando a estos a emigrar hacía el norte, pero la decisión tenía más que ver con que el auge de Milosevic al poder siempre estuvo fundado en un demagogo ultra nacionalismo serbio y Kosovo al fin y al cabo es un símbolo importante para los Serbios. Milosevic agarró al mejor símbolo nacionalista que tenía a mano para mantenerse en el poder y lo hizo suyo. Muy a su pesar no contaba con el concurso del mundo “civilizado” en la película y la decisión del tirano consiguió precisamente el efecto contrario. Milosevic ya había sido condenado por occidente como el culpable de “todo” lo que ocurría en los Balcanes con lo que los trileros de la mentira siempre se posicionarían en su contra, hiciese lo que hiciese, tuviese o no razón, así que empezaron a divulgar y mostrar simpatía por el UÇK, el ejercito de liberación de Kosovo, que no era más que una organización terrorista dentro de serbia (y catalogada así por la CIA antes de toda esta pantomima) organizada y mantenida por la poderosa mafia albanesa. Uno de esos terroristas es hoy el presidente de Kosovo y sus amigos de armas los ministros de tan democrática institución. Ante la mirada esquiva de Milosevic (y probablemente con su apoyo también) se formaron varios grupos paramilitares serbios que se dedicaban a liquidar albano-kosovares de la misma forma, pero con mejores resultados y mayor publicidad, que sus “vecinos” del UÇK. Unos cometían crímenes de guerra mientras los otros liberaban a su pueblo del yugo opresor. El poder de la publicidad, ya se sabe.

La Unión europea miraba para otro lado, como había hecho en la Krajina o en Bosnia, así que los estados unidos, ávidos de bases militares en el corazón de Europa y de menguar la ya menguada área de influencia soviética, decidió entrar a “pacificar” como solo los americanos saben pacificar: bombardeando. Para evitar supuestamente el bombardeo ese farsante de apellido Clinton exigió a Milosevic que permitiese que la OTAN tuviese acceso y control militar del ejército, entonces yugoslavo, no sólo en el área de Kosovo sino en toda Yugoslavia (entonces Serbia y Montenegro). Solo Clinton debe saber para que necesita tener el control de la policía y el ejercito serbio en todo un país para pacificar un área de dos millones de habitantes donde existe un grupo de rebeldes pero a mi se me ocurre que era simplemente una invitación a que Milosevic se negara en redondo. Clinton sabía que ni Milosevic ni ningún presidente del mundo (salvo los puestos a dedo por los yankies) aceptaría algo así. ¿Aceptaría cualquier presidente de gobierno español que EEUU (y eso que somos aliados) tuviese el mando y control de nuestro ejército y policía además de desplegar el ejercito americano sin restricción por toda la península para “pacificar” el País Vasco? Días después los americanos estaban bombardeando no Kosovo sino todo Serbia y Montenegro de forma no precisamente selectiva.

Una vez rendido Milosevic y aceptado las humillantes condiciones de los paladines de la libertad se desplegó la misión de la ONU en la zona para proteger a los “pobres” musulmanes. Cuando llegaron a su destino las tropas españolas, cedidas a Naciones Unidas, descubrieron con asombro que su misión era justo la contraria: proteger a la escasa población serbia, generalmente religiosos al cargo de los numerosos templos ortodoxos de la zona, de los atentados salvajes de los salvajes del UÇK. No se dio mucha publicidad a esto pero es fácil de comprobar. Yo además tengo un amigo militar en las COE que pasó tardes enteras contándonos estas y otras “bonitas” historias de buenos y malos.

La razón del bombardeo fue la de proteger a la “minoría” albanesa de las atrocidades serbias (que haberlas las hubo, de eso no cabe ninguna duda) pero antes del conflicto la población de Kosovo era de alrededor de 2 millones de habitantes de los cuales más de 400.000 eran kosovares eslavos-ortodoxos (vamos, lo que la prensa llama serbios) esparcidos por toda la región. Hoy no llegan a 200.000 y están todos concentrados en el norte. La población albanesa más o menos se mantiene homgenea en todo el territorio. Curioso, se ajusta perfectamente a la definición de limpieza étnica tan manida en los conflictos balcánicos….pero al revés. Durante el tiempo que duró el conflicto la prensa extranjera, apostillada "valientemente" en la frontera con Macedonia, daba partes diarios de la población albanesa que “huía del horror” para refugiarse en la vecina Macedonia dando hasta cifras diarias. Un periodista español se dedicó a sumar las cifras diarias que daba el corresponsal de Telecinco y descubrió con asombro que al sumarlas el resultado era cuatro veces la población total de Kosovo.

Desde entonces hasta hoy la historia es conocida. A pesar de las ofertas del nuevo régimen democrático y pro-europeo de Serbia de dotar a la región kosovar de una autonomía incluso mejor de la que gozaban en tiempos de Tito dentro de la república Serbia, la obsesión de los americanos y sus palmeros solamente pasaba por la independencia de los musulmanes. Es mucho más fácil controlar e instalar, por ejemplo, bases militares en un país títere corrupto pero independiente que en una autonomía democrática serbia.

Hay cientos de referencias en internet y un buen puñado de libros en el mercado que denuncian con pruebas más concretas y mejores que las mías lo que es la gran estafa de Kosovo. Invito a descubrirlos a cualquiera que piense que lo que aparece en los periódicos y en los telediarios puede que no sea verdad.

¿De qué color es entonces la bandera de un país que nunca ha sido un país? ¿Qué bandera puede enarbolar alguien que dice ser de un país distinto? ¿Qué bandera tendrán los magebríes parisinos, los turcos de chipre, los rusos de Moldavia o de otras doce exrepublicas soviéticas? ¿Qué color tendrá la bandera de los mejicanos de California cuando sufran una crisis económica y se peleen con sus vecinos por los puestos de trabajo y el mundo les apoye en su declaración unilateral de independencia?


Milno Brion (20 de Febrero de 2008)


PD. La flamante bandera de kosovo representa la geografía de la región coronada por varias estrellas, todo ello en color oro sobre un fondo azul. Los serbios llegaron en el siglo VI a Kosovo y los albaneses lo hicieron en el XI pero la primera vez que hemos visto la bandera de Kosovo ha sido el 18 de Febrero de 2008.

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