"Interesantísimo debate"

2 de febrero de 2009

Nunca he entendido las actitudes reivindicativas de determinados colectivos que amparados en una injusticia real pretenden conseguir exactamente lo mismo que critican y precisamente mediante los métodos que con tanto fervor denuncian. No entiendo por ejemplo el movimiento feminista recalcitrante que aupado en un talibanismo creciente promulga una evidente superioridad de la mujer (“es más inteligente”, “es más ordenanda”, “es más emocional”,…), que ampara y defiende dudosos derechos excluyentes (basta pensar en el lamentable estado de los papás separados y las xenófoba actitud del colectivo feminista a este respecto) o que directamente empleen las mismas armas intolerantes que han empleado contra ellos en el pasado (“sólo para mujeres”). Tampoco entiendo que en el contexto de una manifestación, por ejemplo, en contra del régimen político cubano, el colectivo gay tenga que significarse como colectivo gay igual que no entendería que en ese contexto se identificase el colectivo de zurdos, de abonados al círculo de lectores o de aficionados al atlético de Madrid.

Tampoco entiendo la estúpida polémica que se ha despertado por el tema de los autobuses ateos. Ni entiendo el motivo por el que se genera ni entiendo la guerra, de “elevadísimo” tinte intelectual, que se está desatado entre los que se montan o no en determinada líneas de la EMT. Si he detestado generalmente la recalcitrante y proselitista presión que ejerce la iglesia católica (y me imagino que el resto de iglesias) contra la población civil entre otras cosas ha sido precisamente por eso, por intentar convencerme con métodos intolerantes, publicitarios y engañosos sobre algo que responde básicamente a un elemento irracional e intangible, que ellos llaman eufemística fe. Si responde a la fe no vengan a intentar demostrarme nada que no se puede demostrar y sobre todo no traten como verdades absolutas lo que de ningún modo puede entenderse así. Respeto la conclusión a la que cualquiera llegue pero eso por supuesto también tiene que incluir la mía. No entiendo porque tienen que condenarme al infierno por lo que pase dentro de mi cabeza ni entiendo porque tienen que clasificarme o colocarme determinadas camisetas por lo que yo pueda interpretar sobre el origen del universo a tenor de lo que he leído y aprendido. Pero para ser justo tampoco entiendo que le puede llevar a nadie a poner un cartel en un autobús en el que diga que disfrute la vida porque Dios no existe. ¿Qué tendrá que ver una cosa con la otra en personas que piensan como yo? A lo mejor entonces es que el mensaje va dirigido precisamente a esas personas que sí que creen en Dios. En ese caso me temo entonces que en el fondo es exactamente lo mismo que critican pero de otro color y no hay nada más inmediato para autorizar a tu contrincante que rebajarte a su altura. No digas que no aguantas los insultos si tú mismo insultas.

Preferiría ver otro tipo de cosas en el lateral de un autobús per pero realmente no me molesta ni que aparezca un Cristo redentor diciendo que el fin del mundo está cercano (a no ser que un porcentaje de mi cuenta corriente acabe en manos de los burócratas millonarios del vaticano) o que aparezcan xerografiados con poca gracia determinados eslóganes ateos o agnósticos con los que puedo estar de acuerdo (o no) entre otras cosas porque, ¿qué les importa a la gente que paga esos carteles lo que yo piense o deje de pensar? ¿Se trata de una lucha encarnizada por el dominio en solitario del mercado de las creencias espirituales? ¿Saben ustedes lo que de verdad me importa de todo esto? Pues que el autobús siempre llega tarde. Ayer me tiré 22 minutos esperando el autobús para ir al Vicente Calderón y eso sí que me preocupa. Llámenme pagano, iletrado o lo que es peor: colchonero.

Tengo un amigo que dice que todo esto son chorradas que pagan los políticos en tiempos de crisis para que la gente piense en estupideces folclóricas y se olvide de pensar sobre lo que está ocurriendo verdaderamente con su vida, pero claro mi amigo no es tertuliano ni periodista ni político así que ¿por qué habría de tomarlo en serio?

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