Mezclar todo para no ver nada

13 de enero de 2009

Realmente no sé la razón (aunque la imagino) pero los medios de comunicación y más concretamente el periodismo se ha transformado en algo que tiene poco que ver con su definición. Prácticamente todos los medios se olvidan de su principal función (informar) preocupados como están de mantenerse firmes y fieles con en el lado de la frontera en el que han elegido estar. La profesión se ha desnaturalizado de tal manera que hasta un tema periodísticamente complicado e interesante como el problema de Palestina/Israel se trata de forma poco seria, mezclando temas, condenando sin pruebas, perdonando sin pruebas y en ocasiones hasta con un punto de frivolidad.

Sinceramente creo que una cosa es el problema histórico de la antigua provincia romana de Palestina, de los judíos que viven allí desde siglos o de los que llegaron por razones religiosas o de hostilidad por parte de los beligerantes europeos y otra cosa bien distinta es la atrocidad que está cometiendo el estado de Israel durante estos días (y últimos años) contra una población árabe recluida entre fronteras artificiales creadas por el hombre blanco. Una cosa es el derecho del pueblo Judío a mantener un estado independiente en ese terreno y otra cosa es el abuso de poder que lleva años ejecutando sobre una población encerrada entre su historia, sus vecinos, su religión sus supuestos defensores y el “mundo libre”. Una cosa es la necesidad de crear un estado de población árabe independiente de Siria, Libano, Irak, Jordania o Egipto (que por cierto nunca antes ha existido) y otra la mafia terrorista que se ha apoderado de esas pobres gentes.

El problema histórico, político, civil o como le quieran llamar es lo suficientemente complicado como para frivolizar separando entre buenos y malos. Tan buenos son los ciudadanos de Gaza que están siendo brutalmente masacrados como los judíos expulsados de Jerusalen Este por la antigua Transjordania, lugar donde llevaban viviendo siglos. Tan torpes fueron los británicos gestionando la zona como los otomanos y árabes que por afán de lucro vendían terrenos en la zona a los judíos de ultramar. Dogmatizar en este tema es también muy frívolo y no lo haré pero personalmente creo que la solución pasa por algo parecido a lo que intentó la ONU en 1947 con el reparto de la zona en dos estados independientes y de aproximadamente la misma dimensión que ahora parece una quimera. Una opción que mejoraría de forma considerable al paupérrima situación actual de los así llamados palestinos árabes, una opción que en su momento aceptó Israel pero que entonces rechazaron todos los países árabes limítrofes (los ahora llamados palestinos no existían como nación ni como entidad) recurriendo irónicamente a las armas.

Pero otra cosa es el brutal, sanguinario y reprobable abuso de poder que está ejecutando, desde hace tiempo, el llamado estado de Israel amparado sin tapujos ni vergüenza por ese autoerigido “líder del mundo libre” que vela por la democracia mundial. Es humillante y vejatorio el lamentable trato que realizan contra la población, amparados con un cinismo insultante en una aparentemente defensa legítima contra el terrorismo islámico. Los datos son tan fríos como clarificadores: 23 Israelíes en 10 años por 600 palestinos en 10 días. Sólo en estas dos semanas se habla de 13 Israelíes muertos (9 soldados y la mitad fallecidos por lo propia acción “selectiva” del estado de Israel) por 800 palestinos fallecidos, el 75% civiles y con un número de niños entre las victimas obscenamente grotesco. Alguien debería además plantearse que opciones puede tener un ciudadano de la franja de Gaza en esta vida para vivir con dignidad y lo difícil que deber resultar en esas condiciones abstraerse de los cantos de sirena de cualquiera de las organizaciones terroristas que pululan por la frontera, amparadas, alimentadas y protegidas por los millonarios ideólogos de alrededor. Qué fácil es hablar desde la distancia. Qué fácil es reducirlo todo al absurdo.

Por culminar con algo también lamentable es insultante que todavía la prensa hable con seriedad y con “rigor periodístico” de Naciones Unidas cuando ha quedado demostrado por activa y por pasiva, una y otra vez, que tal concepto no existe. Digámoslo claro de una vez, la comunidad internacional no es generosa ni solidaria y se mueve exclusivamente por intereses que nada tienen que ver con la democracia o la paz. De hecho hoy por hoy permanece impasible ante el horror “ajeno”, discutiendo simplemente los términos en los que se tiene que hablar entre embajadores. Lamentable. El mundo se desangra y nosotros seguimos discutiendo en un restaurante de cinco tenedores sobre la definición de genocidio.

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