9 de marzo de 2006

Hace ya algunos años, cuando dedicaba mi tiempo a aprender cosas absurdas en la universidad y a intentar encontrar el rumbo de mi vida (más tarde me di cuenta que esa búsqueda en mi caso nunca acabará), el hecho de comprarme un disco era un acontecimiento único. Tenía el dinero justo así que el elegido tenía que ser bien elegido. No podía fallar. Incluso en los casos en que fallaba acababa escuchándolo tantas veces y leía tantas veces los nombres de los responsables que le acababa cogiendo un tierno cariño a aquel pedazo de vida.

La música es mi único vicio y con la llegada del dinero a mis bolsillos la cantidad de música que atraviesa mi cerebro ha crecido hasta extremos ridículos. Sin embargo, echo de menos aquella época en la que un disco significaba tanto para mi. Aquella época en la que memorizaba todos los títulos y todas las letras.

El caso es que últimamente escucho muchos discos. Lógicamente es mucho más difícil que nada me sorprenda hasta el punto de tocarme la fibra y llevaba mucho tiempo sin que una canción me hiciese ver la realidad de otra manera durante unos minutos. Hacía mucho que una canción no se me quedaba pegada dentro del cerebro consiguiendo cambiar mi estado de ánimo por el simple hecho de recordarla. Ayer me ocurrió. La canción se llama my dad the weatherman y es de un grupo escocés llamado Pearlfishers.

Por alguna razón tenía ganas de contarle esto al mundo así que me he decidido a crear un blog. No sé de qué hablaré, cuanto o si alguna vez alguien lo leerá o no pero en fin, aquí estoy.

Milno Brion

0 comentarios: