A ninguno de los anteriores

18 de octubre de 2011

Uno intenta ser un tipo sensato, reposado, dialogante,…pero no le dejan. Sorprendido por la estupefaciente banda sonora de Tontolabalandia uno se cuestiona constantemente si efectivamente el problema es que se encuentra instalado en las cloacas de la sociedad, ahí donde no llega la luz ni la razón. Ahí dónde no pasa nada. Ese sitio en el que sus habitantes no aparecen en las estadísticas ni en las listas de tendencias. Parece ser que sí, que ese el problema. Efectivamente parece que soy un antisistema radical y nihilista. También aficionado a la flauta Suzuki con costras. Al menos según todos esos respetables medios de comunicación que traducen la realidad en sabrosas pastillas para mascar. Es algo que me tranquiliza sin embargo. Si yo soy el prototipo de antisistema violento el mundo mundial puede estar tranquilo.

El pasado fin de semana se celebró una manifestación de protesta contra el sistema pseudodemocráticocapitalista que se ha adueñado del mundo. Se celebró en Madrid, dónde vivo, pero también en muchas otras partes del mundo. Había mucha gente. Si ustedes viven aquí y como yo salieron ese día por la ciudad notarían que en el ambiente se olía la manifestación. Si estuvieron cerca verían también que efectivamente era multitudinaria y heterogénea. A diferencia de los ejercicios militares, las redacciones de los periódicos o de los comités oficiales de los partidos que se alternan en el poder, los asistentes eran de diverso pelaje, ropaje, peinado, estatura y color de piel.

El que escribe es un pobre ingeniero industrial sin vocación pero de buenas notas que a pesar de su incapacidad para entender y analizar la realidad social no ha tenido ningún problema para entender, desde el principio, el origen, el motivo, las causas y las reivindicaciones de ese movimiento. Si alguno todavía no las sabe se las explico sin problema. Ni me paso el día al filo de la noticia, ni ocupo mi tiempo deglutiendo ensayos sobre la humanidad, ni me invitan a tertulias, ni mucho menos asisto a Think Tanks con mayor surtido de canapes que de ideas. Me levanto por la mañana, trabajo muchas horas en cosas que no tienen nada que ver con la gente, escucho mucha música, veo mucha ficción, leo muchas cosas raras,…y aun así he sido capaz de entender el movimiento del 15-M.

Una lástima que nuestros profesionales estén tan ocupado intentando encontrar la realidad que cuando se topan con ella no sean capaces de reconocerla. ¿O a lo mejor es que están tan ocupados por CREAR la realidad que cuando se topan con algo que se escapa a sus tenazas de forma natural lo desprecian?

Lo mismo me da que me da lo mismo. Ver como “interpretan” el movimiento en los distintos medios de comunicación despierta en mi cuerpo un sentimiento a mitad de camino entre el asco y la lástima. Y me da lo mismo, otra vez, la supuesta orientación de la fuente. Si vomitiva es la alegórica portada de ABC asimilando las manifestaciones (la de Madrid no pudo ser más pacífica) con una enorme llamarada sobre la cual se puede ver a un encapuchado cometiendo felonías propias de la Kale Borroka asqueroso es ese deleznable intento de EL PAIS por acercar el supuesto programa de Rubalcaba a las Tesis de la población descontenta (el mundo al revés). Si despreciable es el tono displicente y despreciativo (la tesis del PP) con el que desde EL MUNDO u Onda Cero se ridiculiza a un movimiento que ni entienden ni pretenden entender (infame es la arenga del lunes a la mañana en el cortijo del señor Herrera diciendo que si los descontentos eran los que salieron a la calle tampoco son tantos) no menos patético es el condescendiente abrazo del oso que se da desde las floreadas hojas de PUBLICO, ese lugar en el que pretenden hacernos creer que el gobierno de España en los últimos 8 años se hizo desde la oposición.

Propongo por ello inspirarse para las próximas elecciones en El Gran Despilfarro. Esa película en la que un ultra millonario Richard Pryor se da cuenta de que la mejor forma para despilfarrar su inesperada herencia es meterse en política. Así crea un partido que lo único que quiere es que no ganen los farsantes de toda la vida y que diciendo verdades como “te prometo que lo haré peor”, tiene el precioso lema de “a ninguno de los anteriores”. Tengo la sensación de que si hubiese un multimillonario apoyando la campaña aquí, como en la película, ese partido barrería.

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