Jubilación de cerebros

23 de febrero de 2010

Debe ser mi cuadriculada formación de ciencias puras pero hay determinados circunloquios de esa estirpe de mentirosos disfrazados de vendedores de crecepelo que se hacen llamar políticos que francamente no entiendo. Sin atender a las pancartas, los eslóganes, las sonrisas profiden, los discursos para idiotas que se entrecortan acentuando cada silaba de cada palabra o las subrepticias estrategias de marketing resulta que las propuestas políticas se debaten entre no decir nada o decir exactamente lo mismo pero perfumado con distintas variedades de pachuli. Sinceramente creo que seguir manejando en pleno siglo XXI las nomenclatura (los conceptos murieron hace décadas) que manejaba la sociedad del siglo XIX y mediados del XX para catalogar la política y sus protagonistas (todo eso de izquierda, derecha, progresismo, conservadurismo, socialdemocracia,…) cuando hoy por hoy el único régimen sociopolítico que existe, que se cree, se respeta, se protege y se acepta sin discusión por todo el mundo (no hablo de marginales como yo) es el capitalismo, me parece no sólo una tomadura de pelo sino una forma de engañar al personal con historias de príncipes y princesas cuando el cuento es de billetes de 1oo euros.

Ahora viene el fantasma de las pensiones y la prolongación de la vida útil de los trabajadores unos añitos más, medida que viene propuesta desde un bando que tiene la caradura de llamarse progresista y que toma con recelo el presunto otro lado simplemente aturdido una vez más por no saber con qué color de traje salir en la foto. Dicen que ahora vivimos más y que la población envejece y que por eso hay que hacer el esfuerzo, que es la frase que normalmente se repite para indicar que sólo los de siempre tienen que hacer el esfuerzo de siempre.

A mí me van a perdonar que me entre la risa al leer estas cosas cuando levanto la vista en mi micromundo y resulta que no veo a una sola persona de 65 años que esté currando a pesar de que todos ellos están en condiciones de hacerlo. Durante los últimos años, con la población envejeciendo igualmente, viviendo todos más y con políticos alternándose en el poder de supuesto distinto signo resulta que todas las empresas grandes (muchas de ellas públicas para más escarnio) decidieron realizar planes de jubilación anticipada o prejubilación a trabajadores con muchos años por delante de vida laboral. Es más, hace cuatro días lo hizo RTVE y a día de hoy me consta que hay varias empresas que están en vías de hacerlo o lo están haciendo. Este tipo de medidas, que atentan básicamente contra las arcas del estado por si alguien no se ha dado cuenta, no tiene nada que ver además con la natalidad ni la longevidad de los españoles sino con razones menos prosaicas y más cercana a la billetera de la inteligentzia. A saber, para que los bancos puedan seguir manteniendo esos porcentajes de beneficio anual por encima de la media europea necesitan al parecer optimizar sus plantillas eliminando al personal que les ha llevado a estar dónde están sustituyéndolos por jóvenes mejor preparados pero mucho peor pagados y que entran en la empresa teniendo que renunciar a las “carísimas” ventajas sociales que costaron tantos años conseguir. Al parecer es una carga para las grandes empresas pagar a sus trabajadores lo que se merecen y es más saludable explotar a las siguientes generaciones con contratos basura, regímenes leoninos y salidas de convenio, pero lo obsceno de la historia es que encima se hace a costa del estado. La misma sabiduría y modo de acción es aplicable también a todas esas empresas lumbrera que cuentan con el dinero del paro para prejubilar a sus “queridos” trabajadores cuando las cosas se empiezan a torcer. ¿Se dan cuenta? El estado es el que mantiene el éxito empresarial de un minúsculo puñado de millonarios. Señor Zapatero, ahí tiene un par de medidas progresistas si las quiere. Elimine esa posibilidad. Obligue a que las empresas que decidan prejubilar a sus plantillas tengan que hacerse cargo de pagar la jubilación de sus trabajadores integra hasta que lleguen a la edad real de jubilación. Le dirán que lo hacen para que la empresa sobreviva pero eso es difícil de creer en empresas que doblan sus beneficios o que simplemente aumentan sus ganancias incluso en tiempos de crisis. No me haga ponerle ejemplos. De paso también, señor zapatero, obligue por ley a que las personas que entran en las empresas conserven los mismos beneficios sociales de las personas que tienen que largarse forzosamente y a ser posible que los sueldos sean también los mismos por el mismo trabajo realizado. Verá cómo entonces lo mismo la gente se jubila a la edad que se tiene que jubilar. Verá como entonces no me entra la risa cuando algún erudito habla de política de izquierdas.


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