Aunque el recurso literario es incluso anterior al Quijote dicen los que entienden que vivimos en una época en la que la metaficción es la referencia artística por excelencia. El instrumento de vanguardia, el modo cool de crear artefactos artísticos modernos y por ende también de hacer televisión actual. Ya saben, la televisión dentro de la televisión, la auto referencia constante,… ese recurso tan interesante que trata de dejarle claro al receptor desde el principio y sin ambigüedades que lo que tiene delante es exactamente eso, una obra de ficción con sus propias reglas y su propio mundo sin que éste tenga que parecerse en algo al del espectador.
¿Retorcido? ¿Complicado? No se crean. La Metaficción, como la literatura, las matemáticas o el fútbol son trajes demasiado generosos que albergan cosas muy diferentes en su interior. Las novelas de Ana Rosa Quintana y las de James Ellroy son literatura, la tabla del dos y los polinomios de Legendre son matemáticas y lo que hacen los jugadores del Barça o mis amigos de toda la vida los domingos en el Retiro es fútbol. Si entienden la diferencia de los ejemplos anteriores entenderán con la misma facilidad la diferencia que existe entre los debates en Telecinco hablando de los personajes de Gran Hermano y la divertidísima Community, la fascinante serie de la NBC que acaba de terminar su segunda temporada de emisión. Todo es metaficción pero no todo es Community.
En realidad nada es Community. Entre la brutal y violentísima competencia que existe en las televisiones americanas en abierto por ocupar el espacio reservado para las comedias de veinte minutos es probablemente sencillo encontrar productos divertidos y de soberbia factura pero es tremendamente complicado encontrar algo verdaderamente original y arriesgado. Community lo es. Es original y es muy arriesgo. He compartido el visionado de Community en el tiempo con otras comedias y para mí, que soy un rendido fan de la serie casi desde el primer capítulo, esta era siempre la última que veía. No porque fuese la que menos me gustaba (nada más lejos de la realidad) sino porque era la que me resultaba más difícil de ver y la que necesitaba de un estado mental más activo por mi parte.
¿Qué es Community entonces? Pues algo así como un complicado collage de cosas que todos hemos visto antes pero mezcladas de forma inquietante y muchas veces absurda que acaban ofreciendo algo completamente distinto de las piezas de las que está hecho. La trama es absolutamente sencilla: siete personajes (ocho, incluyendo el ex profesor chino de español) que representan 7 prototípicos y estereotipados personajes ("afroamericana", judía, racista, guapo caradura, friki, vegetariana comprometida y deportista de instituto venido a menos) y que forman un grupo de estudio en una universidad pública en Estados Unidos destinada a ser el recipiente de los despojos de la sociedad. En cualquier caso olvídense de la trama y/o del escenario porque realmente es lo de menos. Todo es modificable en cualquier momento porque para eso es una obra de meta ficción. Todo es increíble y absurdo (desde las tramas a los personajes) pero es que además en ningún momento la serie trata de aparentar lo contrario. Si hacen parodia de todo como no la van a hacer de ellos mismos.
Aunque existe un finísimo (aunque sólido, ojo) hilo conductor entre todos los episodios cada uno de ellos debe entenderse como una pequeña obra conceptual en sí mismo. El motivo puede ser cualquiera. Interno o externo. Real o inventado. El nivel de originalidad que envuelve cada capítulo (desde la propia entradilla hasta cualquiera de los fotogramas posteriores) es difícil de encontrar fuera de este contexto. Cada una de estas pequeñas obras son una saturada (a veces excesiva y difícil de seguir) superposición de referencias a la televisión, el cine, el comic, la cultura pop, el universo friki y todo aquello que consiga entrar en la licuadora Community. Como samplers musicales se modifican chistes, se distorsionan escenarios, se sustraen tramas y todo ello para dar formato a parodias, revisiones, homenajes o cualquier otra figura posible que tenga que ver con algo ya conocido. A veces es tremendamente evidente y otras muchas veces uno acaba el capítulo convencido de ser un auténtico ignorante de la cultura Pop.
La serie comenzó el año pasado en un primer capítulo que basado en la mítica “El Club de los Cinco” dejaba claro desde el principio por dónde irían los tiros posteriores. Por allí han desfilado después “El Padrino”, “Casino”, “Star Wars” (obvio), “El Señor de los Anillos”, Pulp Fiction, “Una proposición indecente”, “El Bueno, el Feo y el Malo”, “El Club de los Poetas muertos”… personajes de Lost, referencias de Glee, a Big Love, a 30 Rock,… Un día aparecen los créditos cambiados y al día siguiente el capítulo entero está hecho con muñecos de plastilina. Especialmente gloriosos son los finales de temporada con esas batallas de Paint-ball a modo de westerns futuristas. Brutal.
Evidentemente nada de esto es fácil. Los guiones son obras de orfebrería, los actores un lujo del que una serie de este tipo no puede prescindir, el ritmo es agotador, la capacidad de sorpresa infinita, los recursos para la comedia inagotables y el desfile de personajes que se suman a la troupe regular son incapaces de dejar indiferente a nadie. Desde el andrógino director de la universidad, al profesor caradura seguidor del Liverpool, pasando por el alumno de patillas estrelladas o un tipo de rastas negras y bajito que lo único que dice en toda la serie es: “dah-dah” pero acaba siendo el representante de alumnos.
Community es una de las grandes series del momento pero yo no se la recomendaría a cualquiera. Avisados quedan.
PD: Por si tuviese ya pocos alicientes, además una de las actrices es Alison Brie (Trudi Campbell en "Mad Men") que ella no lo sabe pero está locamente enamorada de mí. El sentimiento, evidentemente, es mutuo.
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