Rescate ucraniano

6 de junio de 2012

Hace unos meses y aquí mismo (pinche AQUÍ el interesado que quiera recordarlo) el que suscribe usaba una caricaturesca metáfora para explicar esto de la deuda y sus consecuencias. Estirando la cuerda del humor, uno recurría entonces a una prospera comunidad de vecinos que gestionada por un incompetente equipo de listos y negligentes se veía obligada a pedir dinero a la mafia ucraniana para tapar sus errores de gestión.

Meses después de aquello, la metáfora me sirve igualmente para explicar ese concepto ambiguo que navega sin rumbo por entre las aguas siempre turbulentas de la prensa nacional patria: el rescate. Unos y otros recurren al manido eufemismo como meta inevitable para acabar con esta historia interminable titulada “crisis financiera” que ya se ha merendado unos cuantos finales, ha engullido docenas de medidas de iluminado, ha devorado docenas de recortes, ha inutilizado docenas de píldoras de libertad ganadas con esfuerzo durante siglos y amenaza con seguir imparable ad infinitum.

¿Qué quieren decir con rescate? ¿Acaso se refieren a evitar la muerte llevando al hundido a zona segura? Me temo que no. Me temo se refieren a que el hundido pague todas sus facturas antes de hundirse definitivamente. Me temo que se refieren a que el hundido pueda hundirse sin dejar facturas por pagar.

Rescate, en definitiva, será eso que ocurrirá cuando los fornidos ucranianos lleguen a la conclusión de que no son suficientes los intereses que buenamente pagamos de esa deuda soberana, que dicen les debemos, o cuando directamente intuyan que no tenemos con qué pagar y por lo tanto no vamos a poder hacerlo. Entonces ocurrirá el rescate. El rescate ucraniano. Un puñado de “profesionales” darán un portazo a la puerta, obviaran portero, cerrojos y por supuesto las normas de la comunidad. Les importará más bien poco el orden, la alegría, la salud o el futuro de esta nuestra comunidad de piojosos y se dedicarán, única y exclusivamente, a buscar el dinero que según ellos es suyo. Absorberán ipso facto cualquier cantidad líquida de dinero que exista en cualquier sitio, sea para pagar medicinas, sea para comprar libros de texto o sea para comer y después venderán todo aquello por lo que puedan sacar algo. Sea fundamental para el futuro de la comunidad y sus miembros o no. ¿Qué más da? Ellos tienen que cuadrar las cuentas, las cuentas que ellos se han inventado, y lo harán por las buenas o por las malas. Esa es su misión y para eso han llegado allí. Igual que antes llegaron a Grecia, Irlanda o Portugal y ahora son chiringuitos controlados de “la familia”.

Al final, como casi siempre, lo mejor es recurrir al Diccionario de la Real Academia de la Lengua para entender lo quieren decir las cosas. ¿Rescatar? Ahí lo tienen. En su primera acepción.

“Recobrar por precio o por fuerza lo que el enemigo ha cogido, y, por ext., cualquier cosa que pasó a mano ajena.”

 

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