Uno de los mejores analistas políticos y sociales de la realidad de este bendito país es, siempre desde mi modesta opinión, ese señor que firma como Forges y que con un dibujito, no precisamente muy artístico ni espectacular y ni siquiera bien proporcionado, es capaz de decir más que mucho mequetrefe disfrazado de periodista utilizando mil palabras rebuscadas. Recuerdo especialmente y con gran cariños esas viñetas que con cruel ironía titulaba como “ejercicio de agudeza visual”. Si un servidor tuviese capacidad y talento para el arte gráfico me gustaría hacer algo de ese estilo para explicar el igualmente irónico conflicto de Georgia.
Dibujaría entonces a los “torturadores” e “imperialistas” rusos que viven en Osetia del Sur disfrazados de “pobrecitos” y “torturados” musulmanes albaneses viviendo en Kosovo que piden la independencia como fin del ancestral “conflicto” con sus vecinos mientras que los “masacrados” y “vilipendiados” georgianos, vecinos de los rusos en la misma Osetia del Sur, aparecerían como unos malísimos “genocidas” serbios que en minoría aterrorizan a los “pobres” albaneses que viven en el mismo sitio. Dominando todo desde arriba aparecerían los rusos de Rusia pero cambiaría la chaqueta y bandera de los “imperialistas” de la “dictadura” soviética que dirigen ese país “atrasado” y sin “libertad”, que además tienen la osadía de “defender” a los rusos del otro lado, para que apareciesen como los “demócratas” dirigentes del “mundo libre” de occidente cuyo cenit representa los Estados Unidos. Estos mismos también estarían dibujados pero aparecerían con los trajes cambiados y disfrazados de ferocísimos rusos con cara de rusos y simbología comunista (total, ¿qué más da?). La leyenda del dibujo sería: ¿Quiénes son los buenos?
Vaya por delante que ningún conflicto armado me parece justo, sea del cariz y del color que sea. Ni en Belfast, ni en Donosti, ni en Mostar, ni en el Kurdistán, ni en la Krajina, ni en Kabul, ni en Kuwait, ni en Afganistán, ni en Cuba, ni en Honduras, ni en Irak, ni en Colombia, ni en Kosovo, ni en Irán, ni por supuesto en Osetia del Sur. Me parece patético, inhumano y sin fundamento que las cosas se resuelvan invadiendo o bombardeando sitios así que no puedo ser hipócrita diciendo que en algunos casos es “inevitable” y en otros una “atrocidad” gratuita. Afortunadamente hace muchos años que no creo en el periodismo, ni en el “mundo libre”, ni en el sucedáneo de de democracia que sufrimos así que precisamente por eso puedo ser coherente en lo que digo, cosa que desgraciadamente no pueden hacer la mayoría de periodistas ni el 120% de los políticos.
El seguimiento del conflicto en Georgia por parte de la práctica totalidad de medios de comunicación españoles (y supongo que esto será un reflejo del común de la prensa occidental) ha sido capcioso, partidista, engañoso, filibustero, apestaba a moralina barata y ha sido (y es) un ejercicio patético de desinformación. De forma monocorde Rusia aparecía siempre como los “rusos” de las películas americanas durante la guerra fría. Los protegidos de los americanos (y estos mismos) eran sin embargo siempre los "buenos". Como ese “occidentalizado” señor con pinta de fofito que dice ser el presidente de la república georgiana que irónicamente fue el primer iluminado que tuvo la feliz idea de solucionar con tanques el conflicto. Este simpático personaje, que sospechosamente habla un inglés perfecto, se justificaba en su acción diciendo que lo hacia para “proteger” a la población georgiana que es precisamente la misma razón que ha dado Rusia para justificar su invasión. Yo prefiero pensar que liarse a tiros no es justificable en ningún caso pero si vale para uno desde luego tiene que valer para el otro.
Ni todo es blanco ni todo es negro. Rusia es una potencia mundial con mucha gente, muchos recursos y mucho potencial de poder exactamente igual que lo es Estados Unidos. Georgia es una pequeña realidad sociológica (discutible o no, como todas las realidades sociológicas) que tiene la mala suerte de tener frontera con el gigante ruso. Un caso similar a, pongamos por ejemplo, la República Dominicana. Desgraciadamente las similitudes no terminan ahí. Sería de hecho más difícil encontrar diferencias sustanciales si evitamos los matices intrascendentes. Es algo así como la Coca Cola y la Pepsi, saben algo distinto pero son la misma bebida: refresco de cola. Cuba, Republica dominicana, Centroamérica, los países del caucaso, Ucrania,… Afganistán, Kuwait, Irak, Checoslovaquia, Georgia, Chechenia, Corea, Vietnam,… todo se mezcla en un ponche amargo y repugnante.
Ahora “el mundo libre” se ofende y se tira de los cabellos porque Rusia ha apoyado la decisión unilateral del pueblo de Osetia del sur y Abjasia de declararse independiente con la oposición de Georgia y del “mundo libre” mientras que hace cuatro días el mismo “mundo libre” nos daba una lección de "diplomacia" cuando hacía exactamente lo mismo celebrando su apoyo hipócrita a una idéntica declaración unilateral de independencia por parte de los albaneses en Kosovo pero con la oposición de Serbia y Rusia.
De los políticos no se puede esperar nada y mucho menos verosimilitud, honestidad o claridad por la propia definición de político, actor principal de esta fascinante democracia neoliberal, pero… ¿los periodistas?. Desgraciadamente son parte fundamental del circo también y no pueden pasar de ser otros actores pero secundarios e igualmente penosos al crear una suerte de boletín oficial publicado por el ministerio de la verdad del estado Gran Hermano.
A todo esto, y sin que a nadie parezca quitarle realmente el sueño, los pobres habitantes de esas tierras, rusos o georgianos, probablemente destrozados, siguen llorando a sus victimas y sobreviviendo lejos de sus casas gracias a la pericia de sus dirigentes y la colaboración de los nuestros.
¿Y la gente normal?... La gente viendo las olimpiadas o pendientes de donde jugará Villa el año que viene, supongo.
Dibujaría entonces a los “torturadores” e “imperialistas” rusos que viven en Osetia del Sur disfrazados de “pobrecitos” y “torturados” musulmanes albaneses viviendo en Kosovo que piden la independencia como fin del ancestral “conflicto” con sus vecinos mientras que los “masacrados” y “vilipendiados” georgianos, vecinos de los rusos en la misma Osetia del Sur, aparecerían como unos malísimos “genocidas” serbios que en minoría aterrorizan a los “pobres” albaneses que viven en el mismo sitio. Dominando todo desde arriba aparecerían los rusos de Rusia pero cambiaría la chaqueta y bandera de los “imperialistas” de la “dictadura” soviética que dirigen ese país “atrasado” y sin “libertad”, que además tienen la osadía de “defender” a los rusos del otro lado, para que apareciesen como los “demócratas” dirigentes del “mundo libre” de occidente cuyo cenit representa los Estados Unidos. Estos mismos también estarían dibujados pero aparecerían con los trajes cambiados y disfrazados de ferocísimos rusos con cara de rusos y simbología comunista (total, ¿qué más da?). La leyenda del dibujo sería: ¿Quiénes son los buenos?
Vaya por delante que ningún conflicto armado me parece justo, sea del cariz y del color que sea. Ni en Belfast, ni en Donosti, ni en Mostar, ni en el Kurdistán, ni en la Krajina, ni en Kabul, ni en Kuwait, ni en Afganistán, ni en Cuba, ni en Honduras, ni en Irak, ni en Colombia, ni en Kosovo, ni en Irán, ni por supuesto en Osetia del Sur. Me parece patético, inhumano y sin fundamento que las cosas se resuelvan invadiendo o bombardeando sitios así que no puedo ser hipócrita diciendo que en algunos casos es “inevitable” y en otros una “atrocidad” gratuita. Afortunadamente hace muchos años que no creo en el periodismo, ni en el “mundo libre”, ni en el sucedáneo de de democracia que sufrimos así que precisamente por eso puedo ser coherente en lo que digo, cosa que desgraciadamente no pueden hacer la mayoría de periodistas ni el 120% de los políticos.
El seguimiento del conflicto en Georgia por parte de la práctica totalidad de medios de comunicación españoles (y supongo que esto será un reflejo del común de la prensa occidental) ha sido capcioso, partidista, engañoso, filibustero, apestaba a moralina barata y ha sido (y es) un ejercicio patético de desinformación. De forma monocorde Rusia aparecía siempre como los “rusos” de las películas americanas durante la guerra fría. Los protegidos de los americanos (y estos mismos) eran sin embargo siempre los "buenos". Como ese “occidentalizado” señor con pinta de fofito que dice ser el presidente de la república georgiana que irónicamente fue el primer iluminado que tuvo la feliz idea de solucionar con tanques el conflicto. Este simpático personaje, que sospechosamente habla un inglés perfecto, se justificaba en su acción diciendo que lo hacia para “proteger” a la población georgiana que es precisamente la misma razón que ha dado Rusia para justificar su invasión. Yo prefiero pensar que liarse a tiros no es justificable en ningún caso pero si vale para uno desde luego tiene que valer para el otro.
Ni todo es blanco ni todo es negro. Rusia es una potencia mundial con mucha gente, muchos recursos y mucho potencial de poder exactamente igual que lo es Estados Unidos. Georgia es una pequeña realidad sociológica (discutible o no, como todas las realidades sociológicas) que tiene la mala suerte de tener frontera con el gigante ruso. Un caso similar a, pongamos por ejemplo, la República Dominicana. Desgraciadamente las similitudes no terminan ahí. Sería de hecho más difícil encontrar diferencias sustanciales si evitamos los matices intrascendentes. Es algo así como la Coca Cola y la Pepsi, saben algo distinto pero son la misma bebida: refresco de cola. Cuba, Republica dominicana, Centroamérica, los países del caucaso, Ucrania,… Afganistán, Kuwait, Irak, Checoslovaquia, Georgia, Chechenia, Corea, Vietnam,… todo se mezcla en un ponche amargo y repugnante.
Ahora “el mundo libre” se ofende y se tira de los cabellos porque Rusia ha apoyado la decisión unilateral del pueblo de Osetia del sur y Abjasia de declararse independiente con la oposición de Georgia y del “mundo libre” mientras que hace cuatro días el mismo “mundo libre” nos daba una lección de "diplomacia" cuando hacía exactamente lo mismo celebrando su apoyo hipócrita a una idéntica declaración unilateral de independencia por parte de los albaneses en Kosovo pero con la oposición de Serbia y Rusia.
De los políticos no se puede esperar nada y mucho menos verosimilitud, honestidad o claridad por la propia definición de político, actor principal de esta fascinante democracia neoliberal, pero… ¿los periodistas?. Desgraciadamente son parte fundamental del circo también y no pueden pasar de ser otros actores pero secundarios e igualmente penosos al crear una suerte de boletín oficial publicado por el ministerio de la verdad del estado Gran Hermano.
A todo esto, y sin que a nadie parezca quitarle realmente el sueño, los pobres habitantes de esas tierras, rusos o georgianos, probablemente destrozados, siguen llorando a sus victimas y sobreviviendo lejos de sus casas gracias a la pericia de sus dirigentes y la colaboración de los nuestros.
¿Y la gente normal?... La gente viendo las olimpiadas o pendientes de donde jugará Villa el año que viene, supongo.
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